MOVIMIENTO LIBRE DE DOLOR

Casi la mitad de la población sufrirá algún tipo de artritis durante su vida. Es uno de los mayores contribuyentes al dolor articular causando inflamación y rigidez. Esta enfermedad mantiene a la mayoría de los afectados dentro de un circulo vicioso: el movimiento es doloroso, por lo tanto, es limitado, y con esta limitación incrementan la cantidad de músculos que se atrofian y debilitan. A su vez esto ocasiona que exista menos soporte para las articulaciones empeorando la artritis y sus síntomas. Aunque hay muchas cosas que podemos hacer para prevenir o retrasar la aparición de la artritis, es posible que terminemos viviendo con ella y buscando formas de afrontarla y reducir sus síntomas.

La osteoartritis y la reumatoide están entre las formas más comunes. La primera es más probable que afecte a las articulaciones que han soportado mucho estrés, como las rodillas y las caderas. Como resultado, se produce la pérdida y el daño del cartílago articular, que desafortunadamente deja al hueso en contacto directo con el otro hueso, causando una dolorosa sensación de roce. Otros factores como la inflamación, la hinchazón y la formación de nuevo hueso resultan en la disminución del espacio en la articulación lo que hace el movimiento más doloroso y difícil.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune donde nuestro sistema inmunológico ataca sus propios tejidos, incluyendo las articulaciones y todos los tejidos internos, como las membranas sinoviales, lo que provoca inflamación, hinchazón y dolor.